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A mi padre, a las puertas de Granada

A mi padre, a las puertas de Granada

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Premium (Pro), Barcelona, Catalunya

A mi padre, a las puertas de Granada

A mi padre
Y a los granadinos que tan bien nos acogieron

27 d'abril de 2013

Arco de las Pesas. El Albaycín

Deambulando por las maravillas monumentales de vuestra Granada, no podía quitarme de la cabeza los versos de un poema de Zorrilla que le encantabe a mi padre y que cada vez que me lo recitaba hacía que se humedecieram sus ojos.
Le emocionaba el gesto caballeroso del "capitán de los moros"...
Mi padre nos dejó hace ocho meses. Y quise aprenderme "Oriental" de memoria, para recitarlo en silencio de vez en cuando, en su recuerdo.
Y ahora, a la vuelta de Granada, quiero dejar el poema bajo una de sus puertas.

Ahí va:

ORIENTAL

Corriendo van por la vega
a las puertas de Granada
hasta cuarenta gomeles
y el capitán que los manda.

Al entrar en la ciudad,
parando su yegua blanca,
le dijo éste a una mujer
que entre sus brazos lloraba:

«Enjuga el llanto, cristiana
no me atormentes así,
que tengo yo, mi sultana,
un nuevo Edén para ti.

Tengo un palacio en Granada,
tengo jardines y flores,
tengo una fuente dorada
con más de cien surtidores,

y en la vega del Genil
tengo parda fortaleza,
que será reina entre mil
cuando encierre tu belleza.

Y sobre toda una orilla
extiendo mi señorío;
ni en Córdoba ni en Sevilla
hay un parque como el mio.

Y olmos tengo en mi alameda
que hasta el cielo se levantan
y en redes de plata y seda
tengo pájaros que cantan.

Y tú mi sultana eres,
que desiertos mis salones
están, mi harén sin mujeres,
mis oídos sin canciones.

Yo te daré terciopelos
y perfumes orientales;
de Grecia te traeré velos
y de Cachemira chales.

Y te daré blancas plumas
para que adornes tu frente,
más blanca que las espumas
de nuestros mares de Oriente.

Y perlas para el cabello,
y baños para el calor,
y collares para el cuello;
para los labios... ¡amor!»

«¿Qué me valen tus riquezas
-respondióle la cristiana-,
si me quitas a mi padre,
mis amigos y mis damas?

Vuélveme, vuélveme, moro
a mi padre y a mi patria,
que mis torres de León
valen más que tu Granada.»

Escuchóla en paz el moro,
y manoseando su barba,
dijo como quien medita,
en la mejilla una lágrima:

«Si tus castillos mejores
que nuestros jardines son,
y son más bellas tus flores,
por ser tuyas, en León,

y tú diste tus amores
a alguno de tus guerreros,
hurí del Edén, no llores;
vete con tus caballeros.»

Y dándole su caballo
y la mitad de su guardia,
el capitán de los moros
volvió en silencio la espalda.

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Section
Dossier Granada
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Exif

APN Canon EOS 40D
Objectif EF-S17-85mm f/4-5.6 IS USM
Ouverture 7.1
Temps de pose 1/100
Focale 41.0 mm
ISO 100